Ed. Ética y Religiosa

Partiendo del lema institucional “…en donde ser persona es tan…tan, pero tan importante…” y con base en MOVA 2014, la educación ética busca formar hombres y mujeres que sean buenos ciudadanos, competentes para desarrollar habilidades y destrezas para la construcción de relaciones interpersonales y para la vida. Además, aunado a lo propuesto por Savater (2010) quien afirma que “Hay saberes imprescindibles para la vida de un ser humano, uno de ellos es la ética porque ella nos permite saber lo que nos conviene y lo que no nos conviene”. El Colegio por medio de la educación ética, es se convierte en un espacio de diálogo permanente para la transformación continua de sus estudiantes, con el propósito de que éstos adquieran, paulatinamente, una mejor condición de vida. Lo que implica la comprensión de la propia realidad, el respeto por los diferentes puntos de vista que sobre ella puedan presentarse como fruto de la interacción diaria con los otros; construyendo criterios de: Justicia social, equidad y del bien común.

Por su parte, la educación religiosa, apunta a una formación desde un enfoque activo, donde el aprender haciendo y el compartir con el otro sea el fundamento en la construcción de nuevos saberes que favorecerán el desarrollo de dimensiones esenciales del ser humano, carácter y valores en los estudiantes desde el preescolar a undécimo.

El área de Educación Religiosa busca formar estudiantes reflexivos, críticos y responsables consigo mismo y con su medio; que comprendan y analicen las dinámicas culturales dentro de su contexto y territorio. Teniendo en cuenta las bases Católicas profesadas por el Colegio, pero reconociendo la libertad de culto y la profesión diversa de los estudiantes y familias que pertenecen a otras religiones lo que responde a su filosofía fundamentada en la persona como eje principal de los procesos de formación.

En éste sentido dentro de las CREENCIAS del Colegio José María Berrío el hombre, por ser una criatura de Dios, es persona humana, un ser integral único e irrepetible, en permanente cambio y como tal se debe respetar su dignidad, con una formación humana basada en los principios cristianos y en Dios como guía de la persona, donde el ser está por encima del saber y del tener.